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Desde que nacemos, hasta los 2 años de vida, la ciencia ha probado que nuestro cerebro funciona con ondas cerebrales tipo Delta, la mayor parte del tiempo. Esas ondas dejan a nuestras neuronas en estado altamente receptivo, lo que implica que la principal actividad cerebral a esa edad es absorber todo lo que nuestro entorno nos transmite. Desde los 0 a los 7 años, las principales ondas cerebrales son las ondas Theta, que mantienen a nuestras neuronas mayoritariamente en un estado muy parecido al hipnótico, lo cual también es altamente receptivo, aunque un poco menos que en las Ondas Delta. Esto significa que, de 0 a 7 años, estamos internalizando y absorbiendo todo lo que nuestro entorno nos transmite. Lo interesante es darnos cuenta que eso significa que todo lo que nos decían de niño, es lo que almacenó nuestro cerebro, por tanto, si nos daban mensajes de amor, aprendimos que merecemos amor, pero si nos criaron con ideas limitantes respecto de nosotros mismos y de la vida, eso es lo que nuestro subconsciente almacenó a fuego en nuestra mente. Esas ideas forman parte de nuestros mecanismos de defensa. Por tanto, todo lo contrario, a nuestras creencias, nuestra mente lo interpreta como “peligro” y luchará para que no lo experimentes, te protegerá de ello.

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Entonces, si aprendimos que nos merecemos amor, nuestra mente siempre se protegerá del desamor, de no vivir experiencias que nos dañen. Pero si aprendimos que no merecíamos ser amados, también se encargará de que ello sea así, porque lo contrario resultaría “peligroso” para nosotros.

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En definitiva, estamos “programados” desde la infancia para vivir las experiencias que vivimos.

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Como dice el biólogo BRUCE LIPTON: “Experimentamos en la vida, lo que estamos programados para creer”.